miércoles, 27 de abril de 2022

MBARACAYÚ, RESERVA NATURAL DEL PARAGUAY

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Autor de la Nota sobre tallo de liana, tipo vegetal distintivo de una Selva. Sus ramas penden desde el estrato arbóreo.

LA RESERVA NATURAL MBARACAYU:

EL BOSQUE NATIVO DEL ORIENTE PARAGUAYO
PARA LAS GENERACIONES FUTURAS

Pacho Nazar

Resta poco, en el Oriente Paraguayo, de lo que fue el Bosque Atlántico del Alto Paraná; aquel formidable Bioma Sudamericano, que supo extenderse sobre más de la mitad del territorio paraguayo comprendido entre los Ríos Paraná y Paraguay, una superficie selvática aproximadamente equivalente a la Provincia del Neuquén (90.000 km2), en la Patagonia Argentina. La voracidad terrateniente, en el contexto de un capitalismo bicentenario, no se ha detenido en su destrucción de ambientes silvestres. Las onduladas colinas orientales están en muchos casos “fumantes” de los más recientes rozados a fuego. Gruesos restos de ejemplares arbóreos gigantes de aquel Bioma “descansan”, con sus “rostros” carbonizados, entre la tierra rojiza que está aguardando la simiente de soja transgénica.

Selva, más que Bosque

Está consolidado el apelativo de Bosque para el Bioma; aunque la participación de epífitas, lianas y enredaderas son inequívocos componentes de una vegetación selvática. Para conformar el característico hábitat de Selva, el Bosque Atlántico exhibe una cobertura vegetal del 100 %, alta diversidad específica; su mesoclima es de humedad elevada.

Flora Arbórea Frondosa

El estrato arbóreo del Bioma es dominado por especies de hoja ancha: latifoliadas o frondosas. No habitan Coníferas. Son escasas en la formación clímax las palmeras; se presume que no son integrantes originales del Bosque Atlántico sino de formaciones de sabanas vecinas. Cuando ocurre una disrupción del clímax, las palmeras ingresan fácilmente como especies arbóreas pioneras de la sucesión secundaria subsecuente.
En los bosques australes patagónicos conviven, en diferentes sub-regiones, cinco Coníferas con las frondosas. En el Bioma Selva Tucumano-Boliviana vive una. Ninguno de los dos posee palmeras. Puede relacionarse la conjunción de factores de hábitat 'latitud geográfica/altitud/clima' con la presencia o ausencia de palmeras y con la participación/ausencia de Coníferas en la masa selvática o boscosa.

Especies Forestales Valiosas

lapacho Tabebuia sp., cedro Cedrela fissilis, guatambú Balfourodendron riedelianum, peterevy Cordia trichotoma, curupa’y Piptadenia sp., yvyra pytá Peltophorum dubiumLa peroba Aspidosperma polyneuron se encuentra amenazada de extinción. Esta última pertenece al mismo Género que el 'quebracho blanco' de la Región Chaqueña argentina: Aspidosperma quebracho blanco.
Selva Alta
Los árboles más altos superan los treinta metros de altura y conforman el estrato arbóreo superior. Este grado de desarrollo vertical de la vegetación califica de alta a la selva de la Reserva. Se encuentran cañaverales, pero no componiendo el sotobosque, sino en áreas, en que la conjunción de suelos húmedos e insolación mayor que en la masa, favorecen la instalación de Bambúseas.
Una curiosidad biológica la constituye el ka'i kyhyjeha, vocablo guaraní del árbol que significa “temido por los monos”, cuya corteza es tan resbalosa que esos animales no son capaces de treparlo.

La Reserva Natural

Poco más de 64.000 Ha de aquel remanente fragmentado del Bosque Atlántico, en el Departamento Canindeyú, han sido preservadas por el accionar conjunto de cinco municipios (Itanara, Villa Ygatimi, Corpus Christi, Ypejhu y Curuguaty) de ese Departamento, con apoyo de la Fundación Moisés BERTONI; entidad cuyo nombre homenajea al sabio suizo (1857-1929) que migrado al Paraguay investigó en Botánica como en Antropología del Pueblo Guaraní. La organización institucional, que administra la Reserva, es la Mancomunidad del Bosque Mbaracayú, con sede en Curuguaty.

Indígenas en la Reserva

La Comunidad Indígena Chopa Po mantiene sus tierras ancestrales dentro de la actual Reserva Natural. No parlante de lengua guaraní, uno de los dos idiomas oficiales del Paraguay, conserva su lengua nativa y practica sus saberes medicinales sobre especies autóctonas, apoyados por asesores de la Mancomunidad. Conduce un vivero de producción de plantas saludables y maneja un laboratorio, en que las procesan y obtienen productos medicinales de industrialización propia. Otra línea de producción es la suína, para la cual también reciben asistencia técnica de estudiantes de Agronomía. No falta la producción artesanal de madera, histórico oficio a partir de maderas aptas de la Selva. En 2014 la autoridad suprema de Chopa Po es Elena.

Educación Ambiental en la Reserva

Un Bachillerato Ambiental para Señoritas se cursa en la sede de la misma Reserva, con internado por supuesto, debido a las distancias a los centros poblados de Canindeyú. Guías turísticas femeninas, estudiantes avanzadas, conducen a los turistas a los puntos y actividades de interés dentro de la Reserva.
Curuguaty, junio 2014

PARAGUAY: DEFORESTACIÓN A FUEGO PARA EL USO PECUARIO

Disrupción del clímax. La quema provocada puede no ser la primera sino, una de las tantas posteriores destinadas a fomentar rebrotes tiernos de pastura (Foto P.Nazar)


 Sucesión secundaria. Las palmeras son las arbóreas pioneras de las primeras etapas.


Uso pastoril del ecosistema forestal siniestrado, cuya dirección productiva lo aparta de la sucesión secundaria. (Foto P.Nazar) 

Bosque clímax en la margen derecha del Río Paraguay, Departamento Alto Paraguay (Foto P.Nazar)


PARAGUAY: DEFORESTACIÓN A FUEGO
PARA EL USO PECUARIO

Pacho Nazar

Los bosques autóctonos, tanto de la Región Oriental como de la Occidental del Río Paraguay, son a la vista de los ganaderos una barrera natural, que deben derribar de la manera más rápida y económica, para habilitar las tierras al pastoreo. No hay atención por un racional manejo de los ecosistemas, sean nativos o agro-ecosistemas. En el caso de los primeros, los terratenientes intervienen con la intensidad de una catástrofe ígnea de proporciones, aumentando el CO2 atmosférico y reduciendo la superficie fotosintetizante para su secuestro de la atmósfera, con el fin de producción cárnea.


El Bosque Nativo

Cumpliendo las características de una formación clímax arbórea subtropical, el bosque húmedo paraguayo presenta alta densidad y alta cobertura vegetal. La primera impide el acceso y el tránsito, tanto peatonal como vehicular; éstos solamente son factibles mediante desmonte y apertura de picada o camino vehicular. La diversidad específica es elevada, con alto número de especies por unidad de superficie. El equilibrio de la vegetación y la micro y macro-fauna, asociadas a la primera, se ha establecido en relación al clima, tanto micro, meso como clima regional (macro-clima). La sucesión vegetal, que arribó a su estado clímax, ha cumplido sus etapas preliminares progresivas y no sufriría modificaciones naturales. La estabilidad de un ecosistema del bosque húmedo subtropical paraguayo es máxima.

El Gradiente Fisiográfico

Las lluvias, que han permitido la sucesión vegetal, culminante en la referida vegetación clímax, se generan a partir del anticiclón ubicado en el Océano Atlántico sur-tropical. Los vientos húmedos del anticiclón penetran con dirección Nordeste-Sudoeste, en sentido hacia este último y comienzan descargando su humedad a partir de su ingreso al continente. A medida que avanzan hacia el interior continental, el agua que portan va disminuyendo, produciéndose naturalmente un gradiente pluviométrico descendente desde el litoral marítimo hasta el borde oriental del gran altiplano sudamericano, que comprende parte de Bolivia y de Argentina; hasta el Nordeste de la Región de Cuyo y el Noroeste y Norte de la Región Pampeana, Argentina. El gradiente pluviométrico regula un gradiente continental que, desde biomas perhúmedos, atraviesa biomas sucesivamente húmedos, subhúmedos y finalmente xerófilos; todos arbóreos y, en casos, arbustivos.

Disrupción del Estado Clímax: la Catástrofe Ígnea de Intervención Antrópica

El fuego de intervención destruye la estructura de la vegetación clímax. La biomasa aérea, por incineración, se transforma en dióxido de carbono gaseoso, que ingresa a la atmósfera, en los componentes minerales de los complejos orgánicos degradados por la combustión y los polímeros orgánicos de incompleta combustión, en carbón vegetal. El dióxido de carbono desprendido pasa a incrementar la concentración del gas. Los minerales, las cenizas de la devastación, sales solubles en agua, aportan una fertilidad inicial al suelo, que suele asombrar a los agricultores al obtener rindes altos de cosecha el primer año, descendiendo progresivamente los subsiguientes. La materia orgánica original del clímax, totalmente descompuesta por combustión dejó al suelo sin reserva estable de nutrientes, para continuar abasteciendo la solución del suelo.

La Sucesión Secundaria

El sustrato físico, resultado de la catástrofe, se encuentra en el punto inicial de la primera etapa serial de una sucesión secundaria, que los factores del hábitat promoverán. Una o más poblaciones vegetales, favorecidas por microflora y microfauna edáficas propias de la etapa, colonizarán el ambiente. En la Región Oriental del Paraguay, así como en zonas vecinas de la Mesopotamia y Nordeste argentinos, las especies del Orden Principales (palmeras) son las primeras arbóreas que dominan la etapa. Una única especie de palmera coloniza un ecosistema de sucesión secundaria; no más de una, de manera que el bosque de esa etapa es abierto o semidenso, monoespecífico. La sucesión secundaria es dirigida en forma antrópica hacia una agro-ecosistema pastoril, ya que inmediatamente a la aparición de las hierbas colonizadoras de la etapa, los propietarios echan a pastorear los vacunos de carne.

El Agro-Ecosistema Pastoril

El ganado, casi siempre vacuno, al pastorear, controla la dirección de las etapas serales de la sucesión, desviándola del destino ecológico del bosque clímax. Ésta sería la formación vegetal terminal de la sucesión secundaria iniciada con la catástrofe ígnea; pero el pastoreo impide la instalación de arbustos y árboles nativos, que poblarían las sucesivas etapas como resultados de la interacción de los factores del hábitat. Entonces, se mantiene un ecosistema conformado por un bosque de palmera, abierto, por lo común, dada la baja densidad de ejemplares arbóreos, productor de hierbas para sostén de los consumidores primarios, predominantemente vacunos.

La Práctica del Fuego de Rozado

Es común ver columnas de humo en los campos paraguayos de los Departamentos Concepción y Alto Paraguay.
También se practica el rozado a fuego en las haciendas brasileñas limítrofes al Río Paraguay (Estado de Matto Groso do Sul). De noche, las llamas se distinguen claramente en medio de la oscuridad reinante en el Río Paraguay.


Fuerte Olimpo, septiembre 2012

El presente Documento puede ser reproducido total o parcialmente, citando expresamente la fuente bibliográfica digital. Todos los derechos legales reservados.

FORESTACIÓN Y CAMBIO CLIMÁTICO

 FORESTAR:

CONTRARRESTAR EL CAMBIO CLIMÁTICO[1]

Pacho Nazar

Podríamos enunciar el Cambio Climático (CC) como el conjunto de fenómenos meteorológicos extraordinarios en la atmósfera planetaria que han venido distorsionando los registros estadísticos históricos y señalando una significativa tendencia hacia trastornos permanentes de los factores elementales de la misma. Se atribuyen aquellos fenómenos al aumento en la atmósfera de los llamados gases de invernadero (GI), que de manera imperceptible elevan la temperatura del aire como lo hacen el vidrio o el plástico en el interior de un invernáculo (efecto invernadero). Esto conduce al calentamiento global de la atmósfera, al que se responsabiliza del CC.  Desde poco más de dos décadas atrás, la preocupación mundial por el CC ha generado más formalidades que hechos, más buenos propósitos que sus concreciones, más cinismo protocolar que coherencia ética. En la trama internacional, conformada tanto por los despropósitos como por las buenas intenciones, operan las mismas fuerzas poderosas que mantienen las distancias entre Primer Mundo y Países En Desarrollo, que profundizan el abismo entre el Norte y el Sur del planeta, que impulsan la dominación imperialista sobre el Tercer Mundo. EEUU de Norteamérica y China, los mayores emisores de GI, se niegan obstinadamente a entrar en los acuerdos mundiales para frenar las acciones negativas sobre el ambiente.

Los Protocolos Internacionales

En 1989 sesenta y ocho países firmaron la Declaración de Noordjwik, comprometiéndose por ella a incrementar la superficie boscosa de la Tierra. En 1992, en el marco de la Cumbre Ambiental de Río de Janeiro, se conformó la Convención Marco de Naciones Unidas para el CC (CMNUCC), la que al 2002 contaba con ciento ochenta y seis países suscriptos que anunciaban disminuir sus emisiones de gases de invernadero al aire. A partir de aquella Convención se sucedieron consecutivas Conferencias de Partes (CoP)La CoP número TRES se desarrolló en Kyoto en 1997, sentando las bases para la reducción de los GI por parte de los países desarrollados: ochenta y cuatro naciones sufragaron el Protocolo de Kyoto; treinta y nueve de ellas pertenecen a la Comunidad Económica Europea, al subcontinente norteamericano, a Oceanía (Australia y Nva. Zelanda) y a Asia (integrantes de la ex Unión Soviética y Japón). La mayoría de estos treinta y nueve firmantes integran el Primer Mundo: están ausentes los emisores de gases de invernadero máximos del mundo, China y los EEUU de Norteamérica. Rusia  lo suscribió en 2003. Los treinta y nueve Desarrollados rubricaron que reducirían sus emisiones de GI en proporción del 5% de sus emisiones correspondientes al año 1990.

Los Mecanismos de Kyoto

Se trata de procedimientos administrativos, comerciales y protocolares, acordados en 1997, que configuraron una suerte de bolsa mercantil internacional: el Mercado de Bonos de Carbono (Carbon Tradable Offsets, CTO); se podrían equiparar a las reglas de juego o normas para ingresar y cotizar en una plaza de valores de cualquier ramo. Los treinta y nueve desarrollados del orbe se habían comprometido a reducir sus emisiones de GI; las reducciones serían certificadas y los respectivos certificados cotizarían en la bolsa, pudiéndose vender y comprar: es el Comercio de Certificados de Reducción de Emisiones (CE). Así mismo, los treinta y nueve acordaron atenuar o mitigar, los perjuicios ambientales mediante proyectos de mitigación entre ellos: Implementación Conjunta (IC). Por otro lado, tanto los mismos treinta y nueve como los restantes firmantes de Kyoto (cuarenta y cinco , que pasaron a denominarse NO ANEXO I) lograron consensuar que sus futuros desarrollos económico-sociales se operarían mediante políticas estaduales que impedirían las emisiones de GI: a esto se lo denominó Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL).

Condiciones del “Desarrollo Limpio”

Se  identificaron los Usos del Suelo (Land Use), que tradicionalmente generaban emisiones de dióxido de carbono; se propusieron cambios de uso del suelo (Land Use Change), que las reducían al mínimo y  propendieron el cultivo de bosques (Forestry): tres iniciativas resumidas en las iniciales LULUCF (Land Use and Land Use Change and Forestry). El primer período de compromiso comenzó en 2008 y finaliza en 2012: las emisiones de GI producidas al inicio del mismo (año base: 100%) debían ser reducidas al 1% a su cierre.
Los MDL permitirían las transacciones comerciales de Certificados de Reducción de Emisiones (CER) entre los treinta y nueve Desarrollados y los cuarenta y cinco NO ANEXO I, que trocarían los  CER por acciones.

Bosques Nativos No Ponderados

La Conferencia de Partes (CoP) Nº 6, habida en 2001, no reconoció como MDL el manejo de los bosques nativos ni las medidas de prevención de la deforestación.

El Punto de Partida

Si hay exceso de dióxido de carbono en el aire y se trata de disminuirlo a niveles normales, es necesario conocer el monto del exceso para establecer desde qué valor se parte y cuánta es la proporción en que debe operarse el descenso. El valor de partida es la línea base de dióxido de carbono.
Para esas determinaciones en la Patagonia andina se han propuesto tres sitios forestales, que sostienen bosques nativos de “ciprés de la cordillera” (Austrocedrus chiloensis) y plantaciones de “pino ponderosa” (Pinus ponderosa). Los sitios funcionarían como repeticiones, de las que se obtendrían resultados promedio de los tres. En cada sitio se seleccionarían diez árboles de cada una de las especies coníferas.

El Carbono en los Ecosistemas Forestales

El dióxido de carbono atmosférico es absorbido por las hojas vegetales y, en su interior, es procesado por la “maquinaria” biológica de la fotosíntesis, que incorpora el carbono (C) a moléculas orgánicas: en el cuerpo de los vegetales no hay dióxido de carbono sino C orgánico. Cuando los restos vegetales (hojas) caen a la superficie del suelo, tras haber cumplido su ciclo vital, el C orgánico va en su interior y se deposita en forma de mantillo. Pero también las raíces son parte del cuerpo de las plantas y, por ende, contienen C orgánico, resultante de la fotosíntesis en las hojas y que ha sido transportado hacia las porciones inferiores. Aquel mantillo superficial de hojarasca caída, naturalmente y a través del tiempo,  pasa a conformar el humus del suelo y las raíces muertas se convierten en materia orgánica del suelo: ambos componentes aportan su C orgánico, que queda bajo la superficie. En resumen, en los ecosistemas forestales el C orgánico se acumula: (a) en la biomasa aérea viva vegetal, (b) en la hojarasca superficial y (c) en el suelo. La fauna pequeña (microfauna) o grande (macrofauna), consumidora de hierbas (herbívora) y, en consecuencia, acopiadora de C orgánico, si es permanente en el ecosistema, sumará sus restos animales al mantillo superficial.

Mediciones Meticulosas para Conocer el C Contenido en Árbol

El C orgánico está presente en todo el cuerpo de un árbol. Entonces se debe determinar la masa total del mismo, que estará integrada por la sumatoria de las masas de tronco, de ramas, de hojas y de raíces. La medición del tronco exige que se evalúe su diámetro a la altura del pecho de un observador, que se apee el ejemplar y que se cuantifique su volumen en unidades cúbicas (cubicación). El ejemplar apeado contiene una mayoritaria proporción de agua y una menor proporción de sólidos. Indudablemente, el C orgánico se encontrará en la porción de sólidos; de modo que interesará establecer la masa de sólidos (masa seca peso seco) del árbol, que resultará del monto de masa fresca peso fresco al que se le deducirá (debitará) al valor de agua acompañante. Estimando que la mitad de los sólidos del árbol es C orgánico, se dividirá el peso seco por dos y se obtendrá la cantidad de ese elemento, integrante de las moléculas orgánicas, presente en el ejemplar apeado. No siendo uniforme la distribución del C orgánico en el cuerpo de la planta, deberá efectuarse el cálculo en cada una de sus partes: tronco, ramas, hojas, raíces.

El C en el Ecosistema Forestal (Rodal)

A los fines del cómputo de C existente en todo el ecosistema, debe determinarse el contenido del elemento en la biomasa aérea (vuelo forestal), en la biomasa superficial vegetal (mantillo) y en el suelo.

Inventario Forestal para el C en Biomasa Aérea

El inventario se hará en 40 parcelas de 1 m2 de Pinus ponderosa y en 40 de Austrocedrus chiloensis. El inventario arroja la cantidad de madera en tronco y la masa de ramas y hojas. Esas cantidades, multiplicadas por el valor de C orgánico determinado anteriormente en la porción sólida, darán por resultado el C existente en la biomasa aérea del ecosistema forestal.

El C en el Mantillo

En las parcelas de ambas especies se cuantifica el peso fresco y el peso seco del mantillo superficial. La mitad del peso seco de mantillo será la masa de C orgánico. El C de 1 m2, multiplicado por 10.000 m2, será el valor de C por hectárea presente en el mantillo del ecosistema.

El C en el Suelo

Se obtendrá una muestra de suelo entre la superficie y el medio metro de profundidad, en cada uno de los tres sitios forestales.

Buenos Aires, enero 2012

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[1] Síntesis del informe: LACLAU, P.; 2002. La Forestación en la Patagonia y el Cambio Climático. Estación Experimental Agropecuaria Bariloche (INTA) y Agencia de Cooperación Internacional de Alemania (GTZ), 55 pag., Editorial INTA. San Carlos de Bariloche.

ÁRBOLES NATIVOS: RETORNO AL EQUILIBRIO

  Un Proyecto de Restauración de los Bienes Comunitarios

En el Norte de Patagonia Argentina (Puel Mapu, Abia Yala)


Colectivo de Militantes y ONGs


 Correspondientes Norpatagónicos de la Cumbre de la Madre Tierra Cochabamba 2010

Bienes Comunitarios son aquellos componentes de los ecosistemas, que antiguamente se denominaban “recursos naturales” bajo la concepción mercantilista que habilitaba a recurrir a ellos sin mesura hasta su agotamiento, siendo parte de una naturaleza ajena al hombre y, por externa a él, degradable en su totalidad. Por el contrario, a los bienes no se recurre para el saqueo sino se los maneja como un componente más de la comunidad de seres inanimados y animados, que también el hombre integra en nivel de igualdad con el resto. Esta concepción de la comunidad íntegra (holística) se acerca significativamente a la cosmovisión mapuce, que reconoce el carácter participativo de cada elemento natural mediante su respectivo newén (energía intrínseca), incluido el wenxú (hombre).
Puel Mapu es la vasta región al oriente de los Andes de la extensa Waj Mapu, Nación Mapuce preexistente a la invasión ibérica (Portugal y España) al Abia Yala (continente americano). Las divisiones políticas coloniales y post-coloniales, fomentadas por los centros imperiales de poder y alentadas por las oligarquías nativas, pretendieron sepultar los territorios nacionales originarios.
Se persiguen los siguientes OBJETIVOS mediante esta experiencia:
  •     Restauración atmosférica
  •     Valoración del ecosistema forestal
  •     Difusión de especies arbóreas nativas
  •      Uso apropiado del agua dulce
  •     Formación de combustible leñoso para zonas rurales
  •      Restauración de la biodiversidad del monte árido
  •      Alternativa ecológicamente equilibrada al monocultivo sojero

Restauración Atmosférica

Los excedentes de dióxido de carbono (C) por encima de los niveles naturales (0,03 %) se capturan mediante el proceso biológico de fotosíntesis. Los vegetales, únicos seres vivientes dotados de este mecanismo, captan (fijan en sus tejidos) C en proporción directa a su masa de hojas: los árboles detentan más follaje que ningún otro vegetal sobre la misma porción de terreno. Por esto, son los indicados para sanear la atmósfera, reducir el efecto invernadero (EI), que conduce al calentamiento global (CG) de la Tierra.

Valoración del Ecosistema Forestal

Se ha denostado el bien comunitario que más regula el ciclo del agua, el ciclo de los minerales, la temperatura ambiente, que más humus aporta y que más previene la erosión del suelo, que más atenúa el ruido y que genera los productos del agro de mayor valor agregado con máxima ocupación de mano de obra (fuente de trabajo), productos renovables y reciclables perpetuamente, de demanda creciente por la humanidad: cartón, papel, madera. La estigmatización del bosque cultivado proviene de lamentables casos reales y actuales de mal tratamiento de residuos industriales (ex pastera BOTNIA, Fray Bentos, ROU), de esquemáticos condenables monocultivos (pino ponderosa en el Neuquén, pino tea y eucalipto en Mesopotamia), del empleo masivo de especies precoces (rápido crecimiento, ciclos forestales mínimos) para comercializarlas en corto tiempo, de la marginación de las maderas indígenas; todo ello, amparado por políticas estatales corruptas y decadentes hasta el delito. Se pretende erradicar el estigma sobre el bosque poniendo en hechos las prácticas diametralmente opuestas a los modelos vigentes.

Difusión de Especies Arbóreas Nativas

Maytenus boaria (maitén) es originario de la Patagonia andina, tanto del Puel Mapu (Argentina) como del Gulu Mapu (Chile), de hoja persistente (perennifolia), adaptable a condiciones ecológicas de la Patagonia extra-andina (semiárida y árida): suelos calcáreos, baja humedad atmosférica, vientos altamente desecantes. No se conocen parásitos o plagas, que lo afecten en sus lugares de implantación. Otras especies andino-patagónicas no presentan similar plasticidad ecológica (capacidad para crecer en ambientes o biomas diferentes a los de su lugar de origen).

Uso Apropiado del Agua Dulce

Los fuertes intereses económicos y comerciales multinacionales, ligados al poder delictivo gubernamental, intentan la implantación extensiva de soja en la meseta delimitada por el Lago Mari Menuco, los Ríos Limay y Neuquén, con el riego desde el futuro acueducto Mari Menuco/Ciudad de Neuquén. La formación de ecosistemas bío-diversos de especies forestales, especies anuales y monte nativo ofrece una equilibrada alternativa a la depredadora soja. El agua del acueducto se aplicará apropiadamente, con independencia del mercado trasnacional, en beneficio de los productores familiares.

Formación de Combustible Leñoso para el Medio Rural

Crónicamente la población distante de los centros urbanos ha acudido a las especies leñosas nativas del monte para sus necesidades energéticas, con inevitable degradación de la flora. En el Neuquén, el extremo aberrante de su política forestal de abandono ha sido el limitarse a prohibir, solo en la letra de la normativa, la extracción de leña; sin ningún programa de formación de masa combustible. Maytenus es una especie de capacidad calórica apta para lograr, con complemento de Salix (sauce) y Eleagnus (olivillo, olivo de Bohemia), un autoabastecimiento energético de una unidad familiar rural. La implantación de árboles distintos, complementarios en una función determinada como lo es en este caso la energía de origen biológico, constituye una ejemplar alternativa al monocultivo y un modelo de biodiversidad forestal.

Restauración de la Biodiversidad del Monte Árido

Se estima que la conformación de un espacio de cultivo, necesariamente cuidado, permitirá el arraigo de flora indígena disminuida a través del tiempo por procesos de sobre-extracción, sobre-pastoreo: principalmente Schinus (molle) y Monthea (matasebo), también Prosopis (alpataco), Cercidium (brea, chañar brea, falso chañar). Varias de ellas, equilibradamente manejadas, fortalecen la masa energética del ecosistema forestal.

Alternativa a la Soja

El proyecto anunciado públicamente por el Gobernador, en consonancia con empresas transnacionales graníferas, de implantación de diez mil hectáreas de soja bajo riego en la meseta dominada por el acueducto Mari Menuco/Neuquén, contaría con un modelo alternativo de sentido definidamente contrario.

Pacho Nazar
Neuquén, noviembre 2010


ECOSISTEMAS BOSCOSOS:

 ECOSISTEMAS BOSCOSOS:


EFECTOS AMBIENTALES Y PRODUCTOS FORESTALES


En la década que corre, los bosques, tanto nativos como implantados, han entrado en un doble y contradictorio papel ante las sociedades de todo el mundo: por un lado, los ecosistemas naturales más eficientes en la captación del exceso de carbono (C) atmosférico y, por el otro, generadores de desechos industriales altamente contaminantes. Además de este último trastorno, se denuncian otros de orden estético y de orden ecológico y, entre sus otros beneficios, han quedado algo relegados algunos de neto corte ambiental y otros de innegable carácter social. Un debate serio al respecto exige inexorablemente incorporar todas las cuestiones en juego, so pena de caer tanto en una peligrosa condena como en una infundada apología forestal.


Funciones Ecológicas Naturales


Desde la aparición del pigmento clorofila en los primeros microorganismos unicelulares de la Tierra, hace unos mil quinientos millones de años, en adelante, la permanencia del mismo en los tejidos diferenciados, de alta complejidad, de los vegetales superiores ha sido responsable de la generación de oxígeno (O) a la atmósfera y de la fijación de C de la misma. A partir de la presencia de O, fue posible la aparición del mecanismo de respiración celular y pulmonar en animales inferiores y superiores. La función fotosintética, operada biológicamente por aquel pigmento, permitió la totalidad de la vida planetaria hasta la actualidad.
Independientemente de la fotosíntesis, por su estructura aérea (copa) y radical (sistema de raíces), ambas notoriamente voluminosas respecto a otras formas vegetales, los ecosistemas arbóreos son los mayores captadores de agua en la naturaleza. El agua sólida (nieve) no es erosiva; pero al estado líquido, cayendo sobre el ochenta y cinco por ciento de la superficie continental terrestre, provocaría devastaciones de suelos si no la interceptara el follaje arbóreo, atenuando el impacto de gota y conduciéndola lentamente hacia la profundidad: los restos orgánicos (hojarasca), caídos desde la parte aérea (copas), facilitan el cierre del ciclo hidrológico en el ecosistema al ingresar el agua en profundidad en el perfil del suelo, ayudada por las hondas y abundantes raíces. Esta función favorable en el ciclo del agua ha dado lugar a la práctica cultural agronómica conocida como Corrección de Torrentes, en los casos de áreas fácilmente erosionables; práctica que integra la disciplina forestal y especialidad de Ordenación de Vertientes. Aquella práctica ha sido la adoptada en la implantación de las bardas de la ciudad de Neuquén, capital de la Provincia homónima, Argentina; implantación denominada localmente “Parque Norte Juan Luis Antonini”, en homenaje al agente estatal que la impulsó y ejecutó.
Si se consideran los Ciclos Minerales, los bosques también son los máximos “reciclantes” entre los ecosistemas vegetales y hacen los mayores aportes materiales a la fertilidad del suelo. Sus poderosos sistemas radicales movilizan grandiosas cantidades de elementos del subsuelo forestal y lo aportan a la superficie mediante la hojarasca: al incorporarse al humus la fertilidad es suprema. Por su parte, la frondosa biomasa aérea de los bosques absorbe la mayor cantidad de C y expele la mayor cantidad de O por unidad de superficie en comparación con los matorrales, los pastizales y las estepas: por esta propiedad ecológica se propende forestar para mitigar el exceso de C en el aire y no implantar pasturas ni cultivos ornamentales u hortícolas.
Tanto por la cuantiosa biomasa, ya citada, como por la estructura, los ecosistemas forestales albergan una riquísima diversidad biológica o biodiversidad. Ninguna otra formación vegetal ofrece para la micro y macrofauna, para la micro y macroflora y para los microrganismos, microclima aéreo y edáfico (del suelo) tan propicio como un bosque.
El conjunto de propiedades biológicas expuestas otorgan al ecosistema forestal una estabilidad en la Naturaleza superior a cualquier otro: todos los factores de hábitat (radiación solar, humedad, viento, extremos térmicos) se hallan regulados y moderados.


Efectos Ambientales


La captación de C por fotosíntesis es el que ha ocupado la atención mundial desde la estipulación del Protocolo de Kyoto (Japón, 1997) por la Organización de Naciones Unidas (ONU); compromiso internacional al que en trece años no ha adherido EEUU de Norteamérica, el mayor emisor planetario del gas de invernadero dióxido de C. Un gas de invernadero (también lo son los propelentes cloro-fluoro-carbonados de aerosoles) impide que la radiación infrarroja, emitida desde el suelo, siga su “ruta natural” hacia el espacio celeste y la reenvía a la Tierra: la temperatura atmosférica se eleva en todo el planeta (calentamiento global). Desde el Tercer Mundo debemos tener bien claro que este trastorno ambiental es generado por el Primer Mundo, porque emiten C las industrias, para perjuicio del resto y que el Tercer Mundo, no industrializado, está pagando un costo ambiental creciente, de cuya génesis no es responsable. A la expoliación no resarcida de trescientos años de Colonialismo más doscientos años de Neo-colonialismo, el Primer Mundo carga al Tercero un costo ajeno, para el que no sólo se desentiende de responsabilidad y compromiso de remediación sino que no propicia medida subsidiaria alguna. Cuando el Tercer Mundo asume campañas de ahorro energético, oficialmente calla la denuncia a los responsables de la catástrofe planetaria y contribuye en escala insignificante a su atenuación, dado que ningún país “en vías de desarrollo” es emisor importante.
El ciclo hidrológico es regulado por las masas boscosas: este beneficio no tiene sustituto biológico ni físico. Tampoco lo tiene la protección de suelos de las cuencas hídricas: cuando se pretende contener crecidas fluviales y aluviones con obras civiles, independientes de manejo de vegetación, se están encubriendo negocios mineros, inmobiliarios, hidro-extractivos o energéticos. No podía haber estructuras de hormigón capaces de evitar la remoción del Puente de Andacollo, Departamento Minas, Neuquén, en 1992, sino la implantación de la Alta Cuenca del Río Neuquén. Si se reiterase un aluvión en Sauzal Bonito, Departamento Añelo, Neuquén, como en 2006, no lo controlaría la futura presa Chihuídos sino aquella misma vegetación referida.
Los vientos son atenuados por las cortinas forestales o cortinas rompe-vientos, así como por las masas boscosas espontáneas o implantadas; de esta manera se protegen cultivos agrícolas y suelos que podrían denudarse por erosión eólica. En el occidente de la Provincia de La Pampa, Argentina, miles de kilómetros cuadrados de dunas podrían recuperar su cubierta vegetal si los productores ganaderos libraran tierras de pastoreo a la regeneración del bosque xerófilo (adaptado a la aridez climática), oportunamente incendiado por ellos mismos.
El nivel de humus de los suelos forestales es el más elevado de todos los ecosistemas vegetales, puesto que ningún otro recibe el cuantioso aporte anual de restos orgánicos aéreos que proporcionan los árboles. Por ende, su fertilidad potencial es máxima. Cuando se objeta la presunta acidificación de suelos por la hojarasca caída, debe hacerse reparo en la naturaleza química del residuo orgánico: no todos son de carácter ácido; tampoco necesariamente la sospechada acidez de un aporte aéreo se transfiere en forma lineal al suelo receptor; los procesos bioquímicos que ocurren bajo la superficie ejercen una poderosa acción reguladora que neutralizan con gran efectividad cambios extremos potenciales. Todos los suelos no son iguales, sino todo lo contrario y la dinámica de los fenómenos telúricos ante cambios en el hábitat es muy variada. En este aspecto de la Ecología Forestal se adolece de pruebas experimentales para los distintos tipos de suelos y abundan las declamaciones infundadas. No será esta falencia científica por la única que encontraremos enormes omisiones y negligencias gubernamentales de todo nivel (nacional, provincial, municipal). En los presupuestos anuales de más de medio siglo (1958/2010) de Estado Provincial del Neuquén, Argentina, el rubro Investigación Científica y Tecnológica, cuando se ha enunciado, naturalmente no siempre, nunca superó el medio punto (0,5 % del total). Tampoco sus Gobiernos, de todo tinte, se han acordado de acudir a las valiosas instituciones de su entorno: Universidades Nacionales, CONEA, CIEFAP, INTA; en algunas de ellas las Provincias argentinas detentan representantes oficiales, verbigracia INTA.
La regulación térmica de las masas boscosas deriva tanto de la intercepción por parte del follaje de radiación solar directa como de radiación infrarroja desde el suelo. También la mayor humedad atmosférica del sotobosque contribuye a aquella regulación.


Efectos Sociales


Las masas boscosas constituyen marco natural para el turismo y sus complementos, un sin número de actividades deportivas: caminatas, cabalgatas, ciclismo de montaña, deportes invernales, parapente, andinismo y actividades recreativas/esparcimiento: campamentismo, descanso, marco natural para la pesca, el canotaje.
La provisión de leña a comunidades rurales es un beneficio tan importante como olvidado y, a consecuencia de ello, se trata con indiferencia también la degradación de los ambientes forestales en torno a los puestos campesinos y carreteras. En las zonas áridas y semiáridas la presión antrópica por combustible leñoso conlleva consecuencias más problemáticas que en las húmedas porque la producción natural de biomasa es baja. En los bosques húmedos la obtención de leña no está organizada ni regulada y es muy común la extracción furtiva por los pobladores; toda intervención des-regulada provoca degradación del ambiente. En los organismos estatales de administración forestal la generación de masas leñosas energéticas, único paliativo para esta crónica necesidad de la población rural, no forma parte de su “planificación” ni de sus presupuestos anuales; se desconoce oficialmente los reales volúmenes de explotación leñera de los montes. La institución forestal del Estado Provincial del Neuquén no contó nunca con un proyecto o programa de instalación de ensayos de macizos arbóreos para combustible rural.


El Problema del Monocultivo


Es ésta una cuestión no sólo de las plantaciones forestales sino de todo cultivo, que genera consecuencias ecológicas y económicas.
Cualquier evento de origen natural (meteorológico, sanitario) castigará con mucho más rigor a una única especie vegetal que a dos, tres o cuatro; porque la susceptibilidad a organismos patógenos es diversa en cada una de ellas y la resistencia a adversidades climáticas, igualmente variada. Si ejemplificamos con una granizada, las coníferas serán menos afectadas que las latifoliadas (hojas anchas) porque sus hojas (como agujas, aciculares o como escamas, escamosas) no ofrecen superficie de impacto a los granos de hielo: entonces, una plantación por mitades de conífera y frondosa sufriría una afectación del cincuenta por ciento, en tanto otra puramente latifoliada se dañaría en su totalidad.
En el plano comercial, la calidad de madera de un monocultivo, tras décadas de crecimiento, será uniforme y solamente satisfará una estrecha franja del mercado maderero, que demande tal calidad. Esta misma clase de limitación se trasladará al precio de la mercadería, tanto en el mercado interno como internacional. Una región forestal que ofreciera una única clase de madera al mercado, como inevitablemente está ocurriendo con el pino ponderosa del Neuquén de secano (sin riego), no tiene posibilidades de superar contingencias de oferta/demanda.
En atención al manejo de la plantación, distintas especies arbóreas tendrán ciclos de vida de diferente duración y al momento de cosecha (turno de corta final, en la ciencia silvícola o forestal) el suelo nunca quedaría desnudo en un cultivo consociado (dos o más especies simultáneamente, en la misma superficie de suelo) o nunca quedarían grandes extensiones expuestas a la erosión hídrica o eólica, en el caso de cuadros cultivados con árboles heterogéneos entre sí.


Productos Forestales, Sociedad y Ambiente


Son productos forestales los resultantes de aplicar industrias forestales o (foresto industrias) a la materia prima forestal (madera en bruto o sin elaborar). Los productos forestales son tan antiguos como la humanidad misma, independientemente de la “industria” que se haya aplicado. El sentido primario de industria es el medio, técnica o método, empleado por el hombre para transformar componentes de la Naturaleza en artículos de su utilidad. En el Egipto antiguo existió una industria para elaborar un rústico papel; el pueblo originario Macát Henén (Comechingones de los españoles) industrializaba minerales para obtener pinturas para sus murales en las rocas de las Sierras del Norte de Córdoba, Argentina. Los productos forestales son perdurables en la humanidad por provenir de materia prima reciclable en sus elementos constituyentes: C, hidrógeno (H) y oxígeno (O), éstos son los que integran la lignina y la celulosa, principales sustancias orgánicas presentes en la madera de los árboles. Mientras la energía solar prosiga emitida desde el sol y sea captada en los tejidos foliares (de las hojas) por el pigmento clorofila, para enlazar químicamente a aquellos tres elementos, provenientes de la atmósfera (C y O) y del agua edáfica (del suelo) (H), la madera continuará fabricándose biológicamente y será materia prima industrializable en madera, pasta de papel y subproductos forestales: leña, resina, medicinas, corcho, ornamentos, caucho, alimentos (cacao, semillas leguminosas, semillas piñoneras de coníferas). La madera para vivienda y mobiliario, el papel para gráfica e impresión y el cartón para embalaje serán de demanda creciente en proporción a la población mundial. El sistema solar, con su estrella el sol, tienen cinco mil millones de años y los estudios astronómicos estiman una duración futura del cincuenta por ciento más de esa edad. El resto de los materiales usados para infraestructura, vivienda, energía y economía del hombre son no renovables y, por ende, agotables: minerales inorgánicos (metales, áridos, minerales radiactivos) y orgánicos (petróleo), gases fósiles. La energía solar es resultante del permanente y masivo proceso de fusión nuclear: cuatro átomos de H se funden continuamente en un átomo de helio (He) y la energía desprendida se emite como radiación electromagnética, que llega a la superficie terrestre; este es el más maravilloso modelo natural alternativo para la obtención futura de energía inagotable (H del agua) y no contaminante (He, gas inerte). Todas las industrias exigen un tratamiento de sus residuos para que los componentes del hábitat y el paisaje no se alteren; al no cumplirse con tal exigencia rigurosa, los residuos industriales son perjudiciales y socialmente se condena no sólo a la empresa irresponsable (actual pastera UPM, ex Botnia, de Fray Bentos, Uruguay) sino a la industria papelera en general y, por extensión, a las industrias forestales en su totalidad, las únicas que proveerán de madera, papel y subproductos a la humanidad. Un emprendimiento forestal para producción de madera o pasta celulósica no necesariamente debe usurpar tierras indígenas o de pobladores criollos ancestrales ni invadir tierras fiscales en connivencia con gobiernos corruptos: son éstos trastornos permitidos y muchas veces fomentados por las instituciones decadentes y decaídas del sistema demo-liberal, instaurado en las jóvenes repúblicas latinoamericanas tras la gesta revolucionaria emancipadora de comienzos del siglo XIX. Tampoco una industria forestal es per se polucionante si trata adecuadamente sus residuos con los métodos normados para cada caso; la falta de tratamiento es otra consecuencia de la corrupción institucional y de la economía mercantilista, que prioriza el rédito del capital sobre el cuidado del ambiente. Por un sistema económico condenable no es conducente cuestionar industrias productoras de bienes industriales insustituibles para el ser humano. Se hallará también que el monocultivo forestal es consecuencia de la inercia institucional, carente de toda iniciativa de investigación científica, de experimentación sistemática, de sensibilidad social, de vocación de auténtico gobierno para tender políticas sectoriales, en el caso que nos ocupa, para el sector forestal y foresto-industrial. Cultivos mixtos de árboles diferentes, bosques asociados con pasturas, con cereales o legumbres (cultivos agro-forestales), rotaciones de distintas especies arbóreas, rotaciones de bosques con cultivos agrícolas y otras variantes, son de factibilidad ecológica y de sustentabilidad ambiental: exigen políticas gubernamentales acordes. Implantaciones de árboles nativos en cada región permitirían recomponer áreas incendiadas, erosionadas, sobre-pastoreadas, desprotegidas o propensas a la erosión hídrica, carentes de combustibles leñosos. La diversidad de alternativas productivas y simultáneamente reconstituyentes de ambientes está ausente en las agendas oficiales y plataformas electorales y, si figuran en las plataformas, estarán ausentes en los presupuestos anuales y en los ejercicios de mandatos gubernamentales. Regiones con peculiares historias de uso de la tierra, como el centro-norte del Neuquén, con tierras fiscales de trashumancia ganadera, presionadas por alambradas desaprensivas, erosionadas por ausencia crónica del Estado a través de sus organismos sectoriales, con población migrante hacia los centros urbanos, requieren inexorable tratamiento multisectorial; sin duda, descuidado por los “responsables” y mandatados para hacerlo. Se detecta, entonces, un curioso antagonismo entre el único cultivo apto para restaurar y proteger cuencas hídricas, a la vez reductor del efecto invernadero y el medio de subsistencia de la población rural trashumante; antagonismo, excluyente en la opinión del “criancero” neuquino, debido a aquella ausencia prolongada mencionada.


Tratamiento por la Madre Tierra


Este documento se propone para abordaje y tratamiento exhaustivo de la temática forestal en el marco de la Cumbre por La Madre Tierra, sostenida en Cochabamba, Bolivia en abril 2010.

Pacho Nazar

Neuquén, septiembre 2010-09-29