miércoles, 27 de abril de 2022

PARAGUAY: DEFORESTACIÓN A FUEGO PARA EL USO PECUARIO

Disrupción del clímax. La quema provocada puede no ser la primera sino, una de las tantas posteriores destinadas a fomentar rebrotes tiernos de pastura (Foto P.Nazar)


 Sucesión secundaria. Las palmeras son las arbóreas pioneras de las primeras etapas.


Uso pastoril del ecosistema forestal siniestrado, cuya dirección productiva lo aparta de la sucesión secundaria. (Foto P.Nazar) 

Bosque clímax en la margen derecha del Río Paraguay, Departamento Alto Paraguay (Foto P.Nazar)


PARAGUAY: DEFORESTACIÓN A FUEGO
PARA EL USO PECUARIO

Pacho Nazar

Los bosques autóctonos, tanto de la Región Oriental como de la Occidental del Río Paraguay, son a la vista de los ganaderos una barrera natural, que deben derribar de la manera más rápida y económica, para habilitar las tierras al pastoreo. No hay atención por un racional manejo de los ecosistemas, sean nativos o agro-ecosistemas. En el caso de los primeros, los terratenientes intervienen con la intensidad de una catástrofe ígnea de proporciones, aumentando el CO2 atmosférico y reduciendo la superficie fotosintetizante para su secuestro de la atmósfera, con el fin de producción cárnea.


El Bosque Nativo

Cumpliendo las características de una formación clímax arbórea subtropical, el bosque húmedo paraguayo presenta alta densidad y alta cobertura vegetal. La primera impide el acceso y el tránsito, tanto peatonal como vehicular; éstos solamente son factibles mediante desmonte y apertura de picada o camino vehicular. La diversidad específica es elevada, con alto número de especies por unidad de superficie. El equilibrio de la vegetación y la micro y macro-fauna, asociadas a la primera, se ha establecido en relación al clima, tanto micro, meso como clima regional (macro-clima). La sucesión vegetal, que arribó a su estado clímax, ha cumplido sus etapas preliminares progresivas y no sufriría modificaciones naturales. La estabilidad de un ecosistema del bosque húmedo subtropical paraguayo es máxima.

El Gradiente Fisiográfico

Las lluvias, que han permitido la sucesión vegetal, culminante en la referida vegetación clímax, se generan a partir del anticiclón ubicado en el Océano Atlántico sur-tropical. Los vientos húmedos del anticiclón penetran con dirección Nordeste-Sudoeste, en sentido hacia este último y comienzan descargando su humedad a partir de su ingreso al continente. A medida que avanzan hacia el interior continental, el agua que portan va disminuyendo, produciéndose naturalmente un gradiente pluviométrico descendente desde el litoral marítimo hasta el borde oriental del gran altiplano sudamericano, que comprende parte de Bolivia y de Argentina; hasta el Nordeste de la Región de Cuyo y el Noroeste y Norte de la Región Pampeana, Argentina. El gradiente pluviométrico regula un gradiente continental que, desde biomas perhúmedos, atraviesa biomas sucesivamente húmedos, subhúmedos y finalmente xerófilos; todos arbóreos y, en casos, arbustivos.

Disrupción del Estado Clímax: la Catástrofe Ígnea de Intervención Antrópica

El fuego de intervención destruye la estructura de la vegetación clímax. La biomasa aérea, por incineración, se transforma en dióxido de carbono gaseoso, que ingresa a la atmósfera, en los componentes minerales de los complejos orgánicos degradados por la combustión y los polímeros orgánicos de incompleta combustión, en carbón vegetal. El dióxido de carbono desprendido pasa a incrementar la concentración del gas. Los minerales, las cenizas de la devastación, sales solubles en agua, aportan una fertilidad inicial al suelo, que suele asombrar a los agricultores al obtener rindes altos de cosecha el primer año, descendiendo progresivamente los subsiguientes. La materia orgánica original del clímax, totalmente descompuesta por combustión dejó al suelo sin reserva estable de nutrientes, para continuar abasteciendo la solución del suelo.

La Sucesión Secundaria

El sustrato físico, resultado de la catástrofe, se encuentra en el punto inicial de la primera etapa serial de una sucesión secundaria, que los factores del hábitat promoverán. Una o más poblaciones vegetales, favorecidas por microflora y microfauna edáficas propias de la etapa, colonizarán el ambiente. En la Región Oriental del Paraguay, así como en zonas vecinas de la Mesopotamia y Nordeste argentinos, las especies del Orden Principales (palmeras) son las primeras arbóreas que dominan la etapa. Una única especie de palmera coloniza un ecosistema de sucesión secundaria; no más de una, de manera que el bosque de esa etapa es abierto o semidenso, monoespecífico. La sucesión secundaria es dirigida en forma antrópica hacia una agro-ecosistema pastoril, ya que inmediatamente a la aparición de las hierbas colonizadoras de la etapa, los propietarios echan a pastorear los vacunos de carne.

El Agro-Ecosistema Pastoril

El ganado, casi siempre vacuno, al pastorear, controla la dirección de las etapas serales de la sucesión, desviándola del destino ecológico del bosque clímax. Ésta sería la formación vegetal terminal de la sucesión secundaria iniciada con la catástrofe ígnea; pero el pastoreo impide la instalación de arbustos y árboles nativos, que poblarían las sucesivas etapas como resultados de la interacción de los factores del hábitat. Entonces, se mantiene un ecosistema conformado por un bosque de palmera, abierto, por lo común, dada la baja densidad de ejemplares arbóreos, productor de hierbas para sostén de los consumidores primarios, predominantemente vacunos.

La Práctica del Fuego de Rozado

Es común ver columnas de humo en los campos paraguayos de los Departamentos Concepción y Alto Paraguay.
También se practica el rozado a fuego en las haciendas brasileñas limítrofes al Río Paraguay (Estado de Matto Groso do Sul). De noche, las llamas se distinguen claramente en medio de la oscuridad reinante en el Río Paraguay.


Fuerte Olimpo, septiembre 2012

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