ECOSISTEMAS BOSCOSOS:
EFECTOS AMBIENTALES Y PRODUCTOS FORESTALES
En la década que corre, los bosques, tanto nativos como implantados, han entrado en un doble y contradictorio papel ante las sociedades de todo el mundo: por un lado, los ecosistemas naturales más eficientes en la captación del exceso de carbono (C) atmosférico y, por el otro, generadores de desechos industriales altamente contaminantes. Además de este último trastorno, se denuncian otros de orden estético y de orden ecológico y, entre sus otros beneficios, han quedado algo relegados algunos de neto corte ambiental y otros de innegable carácter social. Un debate serio al respecto exige inexorablemente incorporar todas las cuestiones en juego, so pena de caer tanto en una peligrosa condena como en una infundada apología forestal.
Funciones Ecológicas Naturales
Desde la aparición del pigmento clorofila en los primeros microorganismos unicelulares de la Tierra, hace unos mil quinientos millones de años, en adelante, la permanencia del mismo en los tejidos diferenciados, de alta complejidad, de los vegetales superiores ha sido responsable de la generación de oxígeno (O) a la atmósfera y de la fijación de C de la misma. A partir de la presencia de O, fue posible la aparición del mecanismo de respiración celular y pulmonar en animales inferiores y superiores. La función fotosintética, operada biológicamente por aquel pigmento, permitió la totalidad de la vida planetaria hasta la actualidad.
Independientemente de la fotosíntesis, por su estructura aérea (copa) y radical (sistema de raíces), ambas notoriamente voluminosas respecto a otras formas vegetales, los ecosistemas arbóreos son los mayores captadores de agua en la naturaleza. El agua sólida (nieve) no es erosiva; pero al estado líquido, cayendo sobre el ochenta y cinco por ciento de la superficie continental terrestre, provocaría devastaciones de suelos si no la interceptara el follaje arbóreo, atenuando el impacto de gota y conduciéndola lentamente hacia la profundidad: los restos orgánicos (hojarasca), caídos desde la parte aérea (copas), facilitan el cierre del ciclo hidrológico en el ecosistema al ingresar el agua en profundidad en el perfil del suelo, ayudada por las hondas y abundantes raíces. Esta función favorable en el ciclo del agua ha dado lugar a la práctica cultural agronómica conocida como Corrección de Torrentes, en los casos de áreas fácilmente erosionables; práctica que integra la disciplina forestal y especialidad de Ordenación de Vertientes. Aquella práctica ha sido la adoptada en la implantación de las bardas de la ciudad de Neuquén, capital de la Provincia homónima, Argentina; implantación denominada localmente “Parque Norte Juan Luis Antonini”, en homenaje al agente estatal que la impulsó y ejecutó.
Si se consideran los Ciclos Minerales, los bosques también son los máximos “reciclantes” entre los ecosistemas vegetales y hacen los mayores aportes materiales a la fertilidad del suelo. Sus poderosos sistemas radicales movilizan grandiosas cantidades de elementos del subsuelo forestal y lo aportan a la superficie mediante la hojarasca: al incorporarse al humus la fertilidad es suprema. Por su parte, la frondosa biomasa aérea de los bosques absorbe la mayor cantidad de C y expele la mayor cantidad de O por unidad de superficie en comparación con los matorrales, los pastizales y las estepas: por esta propiedad ecológica se propende forestar para mitigar el exceso de C en el aire y no implantar pasturas ni cultivos ornamentales u hortícolas.
Tanto por la cuantiosa biomasa, ya citada, como por la estructura, los ecosistemas forestales albergan una riquísima diversidad biológica o biodiversidad. Ninguna otra formación vegetal ofrece para la micro y macrofauna, para la micro y macroflora y para los microrganismos, microclima aéreo y edáfico (del suelo) tan propicio como un bosque.
El conjunto de propiedades biológicas expuestas otorgan al ecosistema forestal una estabilidad en la Naturaleza superior a cualquier otro: todos los factores de hábitat (radiación solar, humedad, viento, extremos térmicos) se hallan regulados y moderados.
Efectos Ambientales
La captación de C por fotosíntesis es el que ha ocupado la atención mundial desde la estipulación del Protocolo de Kyoto (Japón, 1997) por la Organización de Naciones Unidas (ONU); compromiso internacional al que en trece años no ha adherido EEUU de Norteamérica, el mayor emisor planetario del gas de invernadero dióxido de C. Un gas de invernadero (también lo son los propelentes cloro-fluoro-carbonados de aerosoles) impide que la radiación infrarroja, emitida desde el suelo, siga su “ruta natural” hacia el espacio celeste y la reenvía a la Tierra: la temperatura atmosférica se eleva en todo el planeta (calentamiento global). Desde el Tercer Mundo debemos tener bien claro que este trastorno ambiental es generado por el Primer Mundo, porque emiten C las industrias, para perjuicio del resto y que el Tercer Mundo, no industrializado, está pagando un costo ambiental creciente, de cuya génesis no es responsable. A la expoliación no resarcida de trescientos años de Colonialismo más doscientos años de Neo-colonialismo, el Primer Mundo carga al Tercero un costo ajeno, para el que no sólo se desentiende de responsabilidad y compromiso de remediación sino que no propicia medida subsidiaria alguna. Cuando el Tercer Mundo asume campañas de ahorro energético, oficialmente calla la denuncia a los responsables de la catástrofe planetaria y contribuye en escala insignificante a su atenuación, dado que ningún país “en vías de desarrollo” es emisor importante.
El ciclo hidrológico es regulado por las masas boscosas: este beneficio no tiene sustituto biológico ni físico. Tampoco lo tiene la protección de suelos de las cuencas hídricas: cuando se pretende contener crecidas fluviales y aluviones con obras civiles, independientes de manejo de vegetación, se están encubriendo negocios mineros, inmobiliarios, hidro-extractivos o energéticos. No podía haber estructuras de hormigón capaces de evitar la remoción del Puente de Andacollo, Departamento Minas, Neuquén, en 1992, sino la implantación de la Alta Cuenca del Río Neuquén. Si se reiterase un aluvión en Sauzal Bonito, Departamento Añelo, Neuquén, como en 2006, no lo controlaría la futura presa Chihuídos sino aquella misma vegetación referida.
Los vientos son atenuados por las cortinas forestales o cortinas rompe-vientos, así como por las masas boscosas espontáneas o implantadas; de esta manera se protegen cultivos agrícolas y suelos que podrían denudarse por erosión eólica. En el occidente de la Provincia de La Pampa, Argentina, miles de kilómetros cuadrados de dunas podrían recuperar su cubierta vegetal si los productores ganaderos libraran tierras de pastoreo a la regeneración del bosque xerófilo (adaptado a la aridez climática), oportunamente incendiado por ellos mismos.
El nivel de humus de los suelos forestales es el más elevado de todos los ecosistemas vegetales, puesto que ningún otro recibe el cuantioso aporte anual de restos orgánicos aéreos que proporcionan los árboles. Por ende, su fertilidad potencial es máxima. Cuando se objeta la presunta acidificación de suelos por la hojarasca caída, debe hacerse reparo en la naturaleza química del residuo orgánico: no todos son de carácter ácido; tampoco necesariamente la sospechada acidez de un aporte aéreo se transfiere en forma lineal al suelo receptor; los procesos bioquímicos que ocurren bajo la superficie ejercen una poderosa acción reguladora que neutralizan con gran efectividad cambios extremos potenciales. Todos los suelos no son iguales, sino todo lo contrario y la dinámica de los fenómenos telúricos ante cambios en el hábitat es muy variada. En este aspecto de la Ecología Forestal se adolece de pruebas experimentales para los distintos tipos de suelos y abundan las declamaciones infundadas. No será esta falencia científica por la única que encontraremos enormes omisiones y negligencias gubernamentales de todo nivel (nacional, provincial, municipal). En los presupuestos anuales de más de medio siglo (1958/2010) de Estado Provincial del Neuquén, Argentina, el rubro Investigación Científica y Tecnológica, cuando se ha enunciado, naturalmente no siempre, nunca superó el medio punto (0,5 % del total). Tampoco sus Gobiernos, de todo tinte, se han acordado de acudir a las valiosas instituciones de su entorno: Universidades Nacionales, CONEA, CIEFAP, INTA; en algunas de ellas las Provincias argentinas detentan representantes oficiales, verbigracia INTA.
La regulación térmica de las masas boscosas deriva tanto de la intercepción por parte del follaje de radiación solar directa como de radiación infrarroja desde el suelo. También la mayor humedad atmosférica del sotobosque contribuye a aquella regulación.
Efectos Sociales
Las masas boscosas constituyen marco natural para el turismo y sus complementos, un sin número de actividades deportivas: caminatas, cabalgatas, ciclismo de montaña, deportes invernales, parapente, andinismo y actividades recreativas/esparcimiento: campamentismo, descanso, marco natural para la pesca, el canotaje.
La provisión de leña a comunidades rurales es un beneficio tan importante como olvidado y, a consecuencia de ello, se trata con indiferencia también la degradación de los ambientes forestales en torno a los puestos campesinos y carreteras. En las zonas áridas y semiáridas la presión antrópica por combustible leñoso conlleva consecuencias más problemáticas que en las húmedas porque la producción natural de biomasa es baja. En los bosques húmedos la obtención de leña no está organizada ni regulada y es muy común la extracción furtiva por los pobladores; toda intervención des-regulada provoca degradación del ambiente. En los organismos estatales de administración forestal la generación de masas leñosas energéticas, único paliativo para esta crónica necesidad de la población rural, no forma parte de su “planificación” ni de sus presupuestos anuales; se desconoce oficialmente los reales volúmenes de explotación leñera de los montes. La institución forestal del Estado Provincial del Neuquén no contó nunca con un proyecto o programa de instalación de ensayos de macizos arbóreos para combustible rural.
El Problema del Monocultivo
Es ésta una cuestión no sólo de las plantaciones forestales sino de todo cultivo, que genera consecuencias ecológicas y económicas.
Cualquier evento de origen natural (meteorológico, sanitario) castigará con mucho más rigor a una única especie vegetal que a dos, tres o cuatro; porque la susceptibilidad a organismos patógenos es diversa en cada una de ellas y la resistencia a adversidades climáticas, igualmente variada. Si ejemplificamos con una granizada, las coníferas serán menos afectadas que las latifoliadas (hojas anchas) porque sus hojas (como agujas, aciculares o como escamas, escamosas) no ofrecen superficie de impacto a los granos de hielo: entonces, una plantación por mitades de conífera y frondosa sufriría una afectación del cincuenta por ciento, en tanto otra puramente latifoliada se dañaría en su totalidad.
En el plano comercial, la calidad de madera de un monocultivo, tras décadas de crecimiento, será uniforme y solamente satisfará una estrecha franja del mercado maderero, que demande tal calidad. Esta misma clase de limitación se trasladará al precio de la mercadería, tanto en el mercado interno como internacional. Una región forestal que ofreciera una única clase de madera al mercado, como inevitablemente está ocurriendo con el pino ponderosa del Neuquén de secano (sin riego), no tiene posibilidades de superar contingencias de oferta/demanda.
En atención al manejo de la plantación, distintas especies arbóreas tendrán ciclos de vida de diferente duración y al momento de cosecha (turno de corta final, en la ciencia silvícola o forestal) el suelo nunca quedaría desnudo en un cultivo consociado (dos o más especies simultáneamente, en la misma superficie de suelo) o nunca quedarían grandes extensiones expuestas a la erosión hídrica o eólica, en el caso de cuadros cultivados con árboles heterogéneos entre sí.
Productos Forestales, Sociedad y Ambiente
Son productos forestales los resultantes de aplicar industrias forestales o (foresto industrias) a la materia prima forestal (madera en bruto o sin elaborar). Los productos forestales son tan antiguos como la humanidad misma, independientemente de la “industria” que se haya aplicado. El sentido primario de industria es el medio, técnica o método, empleado por el hombre para transformar componentes de la Naturaleza en artículos de su utilidad. En el Egipto antiguo existió una industria para elaborar un rústico papel; el pueblo originario Macát Henén (Comechingones de los españoles) industrializaba minerales para obtener pinturas para sus murales en las rocas de las Sierras del Norte de Córdoba, Argentina. Los productos forestales son perdurables en la humanidad por provenir de materia prima reciclable en sus elementos constituyentes: C, hidrógeno (H) y oxígeno (O), éstos son los que integran la lignina y la celulosa, principales sustancias orgánicas presentes en la madera de los árboles. Mientras la energía solar prosiga emitida desde el sol y sea captada en los tejidos foliares (de las hojas) por el pigmento clorofila, para enlazar químicamente a aquellos tres elementos, provenientes de la atmósfera (C y O) y del agua edáfica (del suelo) (H), la madera continuará fabricándose biológicamente y será materia prima industrializable en madera, pasta de papel y subproductos forestales: leña, resina, medicinas, corcho, ornamentos, caucho, alimentos (cacao, semillas leguminosas, semillas piñoneras de coníferas). La madera para vivienda y mobiliario, el papel para gráfica e impresión y el cartón para embalaje serán de demanda creciente en proporción a la población mundial. El sistema solar, con su estrella el sol, tienen cinco mil millones de años y los estudios astronómicos estiman una duración futura del cincuenta por ciento más de esa edad. El resto de los materiales usados para infraestructura, vivienda, energía y economía del hombre son no renovables y, por ende, agotables: minerales inorgánicos (metales, áridos, minerales radiactivos) y orgánicos (petróleo), gases fósiles. La energía solar es resultante del permanente y masivo proceso de fusión nuclear: cuatro átomos de H se funden continuamente en un átomo de helio (He) y la energía desprendida se emite como radiación electromagnética, que llega a la superficie terrestre; este es el más maravilloso modelo natural alternativo para la obtención futura de energía inagotable (H del agua) y no contaminante (He, gas inerte). Todas las industrias exigen un tratamiento de sus residuos para que los componentes del hábitat y el paisaje no se alteren; al no cumplirse con tal exigencia rigurosa, los residuos industriales son perjudiciales y socialmente se condena no sólo a la empresa irresponsable (actual pastera UPM, ex Botnia, de Fray Bentos, Uruguay) sino a la industria papelera en general y, por extensión, a las industrias forestales en su totalidad, las únicas que proveerán de madera, papel y subproductos a la humanidad. Un emprendimiento forestal para producción de madera o pasta celulósica no necesariamente debe usurpar tierras indígenas o de pobladores criollos ancestrales ni invadir tierras fiscales en connivencia con gobiernos corruptos: son éstos trastornos permitidos y muchas veces fomentados por las instituciones decadentes y decaídas del sistema demo-liberal, instaurado en las jóvenes repúblicas latinoamericanas tras la gesta revolucionaria emancipadora de comienzos del siglo XIX. Tampoco una industria forestal es per se polucionante si trata adecuadamente sus residuos con los métodos normados para cada caso; la falta de tratamiento es otra consecuencia de la corrupción institucional y de la economía mercantilista, que prioriza el rédito del capital sobre el cuidado del ambiente. Por un sistema económico condenable no es conducente cuestionar industrias productoras de bienes industriales insustituibles para el ser humano. Se hallará también que el monocultivo forestal es consecuencia de la inercia institucional, carente de toda iniciativa de investigación científica, de experimentación sistemática, de sensibilidad social, de vocación de auténtico gobierno para tender políticas sectoriales, en el caso que nos ocupa, para el sector forestal y foresto-industrial. Cultivos mixtos de árboles diferentes, bosques asociados con pasturas, con cereales o legumbres (cultivos agro-forestales), rotaciones de distintas especies arbóreas, rotaciones de bosques con cultivos agrícolas y otras variantes, son de factibilidad ecológica y de sustentabilidad ambiental: exigen políticas gubernamentales acordes. Implantaciones de árboles nativos en cada región permitirían recomponer áreas incendiadas, erosionadas, sobre-pastoreadas, desprotegidas o propensas a la erosión hídrica, carentes de combustibles leñosos. La diversidad de alternativas productivas y simultáneamente reconstituyentes de ambientes está ausente en las agendas oficiales y plataformas electorales y, si figuran en las plataformas, estarán ausentes en los presupuestos anuales y en los ejercicios de mandatos gubernamentales. Regiones con peculiares historias de uso de la tierra, como el centro-norte del Neuquén, con tierras fiscales de trashumancia ganadera, presionadas por alambradas desaprensivas, erosionadas por ausencia crónica del Estado a través de sus organismos sectoriales, con población migrante hacia los centros urbanos, requieren inexorable tratamiento multisectorial; sin duda, descuidado por los “responsables” y mandatados para hacerlo. Se detecta, entonces, un curioso antagonismo entre el único cultivo apto para restaurar y proteger cuencas hídricas, a la vez reductor del efecto invernadero y el medio de subsistencia de la población rural trashumante; antagonismo, excluyente en la opinión del “criancero” neuquino, debido a aquella ausencia prolongada mencionada.
Tratamiento por la Madre Tierra
Este documento se propone para abordaje y tratamiento exhaustivo de la temática forestal en el marco de la Cumbre por La Madre Tierra, sostenida en Cochabamba, Bolivia en abril 2010.
Pacho Nazar
Neuquén, septiembre 2010-09-29
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